A unos días de que el presidente Enrique Peña Nieto, rinda su cuarto informe de gobierno, las expectativas de crecimiento de México no son nada alentadoras, y es que no sólo se anunció un ajuste de 135 mil millones de pesos para este año, sino que además la Secretaría de Hacienda y Crédito Público hizo la mención de un posible recorte de 175 mil millones de pesos para el próximo año que afectará tanto la seguridad social como la educación pública, principalmente la de nivel superior.
Este ajuste que anunció la administración federal busca frenar la caída en los ingresos del gobierno y no recurrir nuevamente a un endeudamiento, sin embargo este recorte encendió las luces rojas y puso en alerta a todas las universidades públicas del país, quienes por experiencias anteriores saben que de no contar con un presupuesto óptimo se corre el riesgo de retrasar proyectos académicos y científicos, así como la meta de lograr una cobertura del 40 por ciento antes de que finalice el actual sexenio.
Ante el panorama presupuestal que se vislumbra incierto para el 2017, los rectores de la UNAM Enrique Graue Wiechers, de la BUAP José Alfonso Esparza Ortiz, entre otros, además del Secretario Ejecutivo de la ANUIES Jaime Valls Esponda, han levantado la voz para exigirle a los secretarios de Educación y de Hacienda que desistan de su intento de recortar el presupuesto de las instituciones públicas de educación superior, la cuales en los últimos años han sido castigadas con recursos que no comparan con la inversión que realizan países que están en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), y donde México es socio.
El nivel de nuestro país de acuerdo a datos de la OCDE en materia de inversión educativa nos deja muy mal parados, porque mientras el gasto promedio anual de los 34 países que integran a la organización por cada estudiante es de 10 mil 220 dólares, en México no rebasa los 3 mil 600 dólares, cifras que nos ponen en último lugar.
Aunque al inicio del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto se hicieron promesas muy interesantes que planteaban metas con una gran expectativa, la educación superior se ha mantenido en un letargo histórico, generado por una serie de indecisiones y tropelías de las administraciones que encabezaron Felipe Calderón, Vicente Fox, Ernesto Zedillo y Carlos Salinas de Gortari, quienes le apostaron a programas federales o rescates carreteros y bancarios costosos, que decidir sabiamente en invertir de manera seria en el fortalecimiento del conocimiento, de la educación pública.
A unos día de que se cumpla un año más de la gestión del presidente Peña Nieto, la educación en México ha entrado en un estancamiento, derivado de la misma Reforma Educativa, la cual lleva un proceso administrativo que no ha querido ser entendido por un sector del magisterio, quienes se aferran a quedarse en el pasado, secuestrados desde luego por un grupo que no entiende que los tiempos han cambiado y que para lograr estar acorde con esta era educativa se requiere de una evolución académica que redunde en la formación de los estudiantes del nivel básico.
Irreverentes los pseudo maestros de la CNTE
La complacencia de estas complicidades que caen en un acto irreverente de estos grupos que integran la CNTE, son el pretexto ideal para que el Estado decida no invierta en Educación y sin miramiento afectar a otros sectores como la enseñanza superior, la ciencia y la tecnología, que pese a ser tolerantes y poner por delante el diálogo, los apoyos han sido menores a los que se dan a los niveles básico o de media superior.
Sin embargo, la paciencia del sector universitario puede llegar a un límite, sobre todo al darse cuenta de que para que las autoridades les hagan caso tienen que salir a las calles y provocar actos de barbarie como lo hacen estos pseudo maestros que prefieren destruir que construir desde las aulas y enseñar a los niños que son los ejes para apuntalar el conocimiento que se enseña en las universidades, en los centros de investigación y poder construir un futuro social y económico para México, que acabe con la desigualdad y la pobreza.
“La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva” José Saramago (1998)
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