Hola amigos espero que hayan disfrutado de las vacaciones y ahora a darle con fe y con fuerza al estudio o al trabajo.
Bueno pues hoy quiero platicarles de un mal hábito que adquirimos desde una corta edad y es el tabaquismo. Sí ese méndigo cigarro que muchos que lo prueban no lo dejan hasta el día de su muerte. Vaya hasta dejan dicho que en su ataúd y en sus ofrendas les pongan sus cigarritos.
Muchos adquieren el hábito desde adolescentes o casi niños la mayoría de las veces por imitación o como parte del ritual que se debe cumplir para ser aceptado por el grupo de “pseudo cuates, carnales, bros” o como les quieran llamar.
En las chicas porque seguramente una “amiguis” les dijo que se veían más interesantes, sexis y demás con el cigarrito en la boquita. El problema no es probarlo sino después dejarlo. Sucede que el cigarro contiene una sustancia llamada nicotina la cual tiene efecto sobre el sistema nervioso central y es la responsable de la adicción, así las personas que fuman se vuelven tolerantes y cada vez requieren de más cigarros para sentir placer, además de que sienten la necesidad imperiosa de fumar.
Durante mucho tiempo se pensó que el tabaco solamente tenía efectos adversos en las personas que fumaban pero actualmente se sabe que también los que respiramos el humo de las chimeneas humanas nos puede ir del cocol.
Bueno así las cosas podemos decir que el tabaco causa daño por la gran cantidad de sustancias que contiene que además de ser cancerígenas tienen efectos sobre diversos órganos y sistemas. En términos generales podríamos considerar que los principales efectos perjudiciales se dan a nivel de corazón, tracto respiratorio o causando cáncer.
En algunos de los casos el efecto dañino es dosis dependiente y cuando la persona deja de fumar el riesgo disminuye pero en otros casos aun cuando la persona deje de fumar el daño es irreversible. Empezaremos por las enfermedades del corazón, las mujeres que fuman tienen mayor riesgo que los hombres principalmente de sufrir infarto agudo al miocardio, angina de pecho y muerte súbita, así como los efectos que tiene al aumentar la presión arterial y con ello provocar accidentes vasculares.
Quizá el efecto mejor conocido es su capacidad para causar cáncer a nivel de pulmón y vías respiratorias como faringe, laringe, tráquea, nariz pero también puede causar cáncer de boca, páncreas, riñón, colon, recto, mama, ovario y leucemias entre otros.
El tabaco contiene una gran cantidad de sustancias cancerígenas que cuando llegan a un individuo cuyo sistema inmune anda medio atarantado (algo muy común en nuestros días) pues le van a causar cáncer. Así de cada 10 personas con cáncer de pulmón nueve refieren haber sido fumadores.
Las personas que fuman también presentan una mayor incidencia de infecciones respiratorias así como de tos crónica mejor conocida como tos del fumador, o de algunas afecciones graves del tracto respiratorio como el enfisema o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica caracterizada por las dificultades para respirar que tienen los pacientes.
Otra de las características de los fumadores son los dientes amarillentos, la mayor susceptibilidad a las caries y ese mal aliento que hace que a muchos de ellos les digamos “Por fa háblame de ladito” o que aguantemos la respiración mientras nos hablan.
Existen otros efectos menos conocidos pero también importantes como son la disminución en la fertilidad así como el nacimiento con bajo peso de los bebés de madres fumadoras o bien el aumento en la osteoporosis en mujeres fumadoras o una mayor posibilidad de desarrollar intolerancia a la glucosa característica en algunos casos de diabetes.
Por ello es importante que los adolescentes no adquieran éste mal hábito ya que una vez adquirido la dependencia hará muy difícil el dejarlo y aunque se llenen de leyendas y feas imágenes las cajetillas de cigarros, la gente ni las pela. Bueno no queda más que hacer patria y convencer a un prójimo de que deje de fumar.