- Expertas participaron en el Panel, Consecuencias del giro de la política comercial norteamericana. ¿Hacia dónde nos llevan las decisiones de Trump? realizado en la UAM
El presidente Donald Trump ha roto esquemas tradicionales de la política estadounidense, ya que ha actuado similar al CEO que se caracteriza por un estilo nacionalista confrontativo y considera la política como un negocio, priorizando la relocalización de industrias, imposición de aranceles y renegociación de tratados comerciales, detalló María Antonia Correa Serrano, profesora del Departamento de Producción Económica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Durante el panel Consecuencias del giro de la política comercial norteamericana. ¿Hacia dónde nos llevan las decisiones de Trump?, realizado en la Unidad Xochimilco de esta casa de estudios, señaló que el mandatario impuso aranceles a varios países para proteger la producción local y recaudar ingresos para el Estado, mediante la aplicación de impuestos estratégicos a fin de influir en las relaciones comerciales que tiene con otras regiones, con lo cual el comercio se convirtió en un instrumento de poder geopolítico.
Ese proteccionismo, lejos de ser una política aislada, ha redefinido las reglas del comercio internacional, priorizando sus intereses nacionales sobre acuerdos multilaterales, lo que para México implica desafíos en su relación económica con Estados Unidos.
En la ponencia La política proteccionista de Estados Unidos y sus repercusiones en México, explicó la aplicación de aranceles como una herramienta estratégica en temas referentes al clima, tecnología y energía limpia (autos eléctricos, baterías y semiconductores), y ahora empleados también por motivos ajenos al comercio como la migración y la seguridad nacional.
“Esto nos ha contenido de los no aranceles; es decir, México cerró la frontera sur para no dejar pasar a los inmigrantes, y en la frontera norte redujo el tránsito del fentanilo y el combate al narcotráfico que Trump considera terrorismo, que es parte de la agenda global”, dijo.
“En una estrategia de alianza entre Estados Unidos y Europa para apoyar a Ucrania en la guerra contra Rusia, donde EUA suplió el 60 por ciento del gas licuado que Rusia dejó de exportar a Europa”, expresó la académica.
La guerra comercial para contener el desarrollo tecnológico es directamente con China, la ley CHIPS and Science Act, es una manera de incentivar la producción de chips de Estados Unidos en México, y reducir la dependencia china en sectores clave para evitar perder el liderazgo tecnológico, además tener mayor control en sus cadenas de suministro.
“Estamos en una dinámica de negociación y cooperación, cuando negociamos un mayor contenido para nuestras exportaciones al 75 por ciento es porque cerramos la puerta a China, un país no socio del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), por lo que México aceptó limitar a un siete por ciento el contenido chino en exportaciones a Estados Unidos, pese a que ya alcanzaba el 25 por ciento en sectores como automotriz”.
Bajo argumentos políticos y económicos como la afectación directa con los trabajadores estadounidenses y la debilitación de la industria nacional frente a una potencia como China, Estados Unidos plantea como una herramienta de defensa nacional, al déficit comercial, que ocurre cuando un país importa más de lo que exporta, aseveró Correa Serrano.
“Una de las medidas autoritarias que ha impuesto Estados Unidos aprovechando su peso económico, es la cláusula que obliga a revisar el T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá) cada 6 años con posibilidad de extenderlo o modificarlo”, una herramienta que se presenta como defensa de los derechos laborales, pero también funciona como mecanismo de presión económica y política.
Los aranceles no solo son económicos, sino estratégicos para presionar a China, forzar a México a controlar la migración, doblegar a aliados como Canadá y la Unión Europea para renegociar acuerdos, puntualizó la académica.
“De los impactos negativos que se vislumbran está una recesión con inflación, y si este escenario se da, el 1.3 por ciento de crecimiento proyectado para México en este 2025 posiblemente no se dé”, concluyó.
La presentación fue moderada por la académica Graciela Carrillo González, jefa del Departamento de Producción Económica, en la Unidad Xochimilco de la UAM.