viernes, 16 mayo 2025

Puebla, Pue. México

Funeral del Papa Francisco será el 26 de abril en la Plaza de San Pedro

De acuerdo al portal de noticias Vaticano News, será el próximo sábado 26 de abril de 2025, a las 10 de la mañana, cuando se realice el primer día de los Novendiales, en el atrio de la Basílica de San Pedro, donde se celebrará la Misa exequial del Papa Francisco, según el Ordo Exsequiarum Romani Pontificis.

Según el Ordo Exsequiarum Romani Pontificis explicó que la liturgia exequial será presidida por el Cardenal Decano Re, para que posteriormente el féretro sea trasladado a la basílica de San Pedro y, desde allí, a la basílica de Santa María la Mayor para su inhumación.

A los funerales se espera la llegada de varios jefes de Estado y de Gobierno han anunciado su participación.

Sus últimas horas: sereno y agradecido por volver a la Plaza

Las últimas palabras del Pontífice estaba el agradecimiento a su asistente personal de salud, Massimiliano Strappetti, por haberlo animarlo a dar el último paseo en el Papamóvil, el domingo después del «Urbi et Orbi».

El domingo por la mañana, en el balcón del corazón de la fachada de la Basílica vaticana, cuando los fieles se reunieron, el Papa quiso dar una último recorrido en la Plaza de San Pedro para dar una vuelta en el papamóvil. No sin cierto temor inicial: «¿Crees que podré hacerlo?», le había preguntado a Strappetti, quien lo tranquilizó. De ahí el abrazo a la multitud y en particular a los niños: el primer paseo tras su salida del hospital Gemelli, el último de su vida.

Cansado pero feliz, el Papa agradeció a su asistente personal de salud: «Gracias por traerme de vuelta a la Plaza». Palabras que revelan la necesidad del Pontífice argentino de volver a estar por última vez con la gente.

El Papa Francisco descansó por la tarde y cenó tranquilamente, y hacia las 5.30 de la mañana aparecieron los primeros síntomas del malestar, con la pronta intervención de quienes velaban por él. Más de una hora después, tras saludar a Strappetti, tumbado en la cama de su piso en la segunda planta de la Casa Santa Marta, el Pontífice entró en coma.

No sufrió, todo sucedió rápidamente, dicen quienes estuvieron a su lado en esos últimos momentos.

Una muerte discreta, casi repentina, sin largas esperas ni demasiado clamor para un Papa que siempre había mantenido su salud en gran secreto. Una muerte que se produjo al día siguiente de la Pascua, al día siguiente de haber bendecido a la ciudad y al mundo, al día siguiente de haber abrazado de nuevo, después de mucho tiempo, al pueblo. Aquel al que, desde los primeros momentos de su elección, el 13 de marzo del 2013, había prometido un camino juntos.