- “Frente a una ciencia cada vez más segmentada, es imprescindible trabajar desde enfoques que reconozcan la complejidad”, afirmó la Dra. Rebeca Monroy en su charla para la IBERO Puebla
SAN ANDRÉS CHOLULA, PUEBLA.- Continúan las celebraciones por el 25 aniversario de la Clínica de Nutrición María Eugenia Mena Sánchez de la IBERO Puebla. En esta ocasión, la Dra. Rebeca Monroy Torres impartió la conferencia Nutrición ambiental y seguridad alimentaria a través de su testimonio profesional y de investigación.
El urbanismo y el ruralismo no son agentes externos a la nutrición. La forma en como una ciudad, pueblo o comunidad se traza predispone el acceso a la seguridad alimentaria y los hábitos que repercuten en la salud. Por ello, la nutrición ambiental surge como una rama clínica que socorre la crisis humana que no termina de ser comprendida por la enajenación entre especialidades.
Por esta circunstancia, la profesora e investigadora de la Universidad de Guanajuato, Rebeca Monroy Torres, fomenta el diálogo y el acompañamiento en la atención a la problemática en el contexto mexicano desde la labor académica y de investigación.
A tres años de una crisis planetaria por el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación, iniciativas multidisciplinares como la de la Dra. Rebeca Monroy resultan indispensables para comprender las complejidades que tienden a opacar las causas, pues implica considerar el impacto ambiental desde la producción, distribución y consumo de los alimentos.
¿Cómo surge la línea de investigación de Nutrición Ambiental y Seguridad Alimentaria? La ponente explicó que “la seguridad alimentaria existe cuando todas las personas tienen, en todo momento, acceso físico, social y económico a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos que satisfacen sus necesidades dietéticas para llevar una vida activa y saludable”.
“Esta perspectiva no se impone desde afuera, se construye desde la experiencia compartida, al vivir y dialogar con quienes enfrentan día a día la vulnerabilidad”, reconoció la Dra. Rebeca Monroy.
Este concepto, explicó la especialista, incluye cuatro dimensiones: disponibilidad, acceso, utilización y estabilidad. Por otra parte, precisó la función de la nutrición ambiental como un enfoque que vincula la alimentación con el entorno ecológico: “Estudia cómo los sistemas alimentarios afectan y son afectados por el medioambiente, promoviendo sostenibles que protejan la salud humana y la del planeta”.
Ante este escenario, la Dra. Rebeca Monroy desarrolló un laboratorio y una línea de investigación integradas para un abordaje de los problemas nutricionales. Se trata de la línea de investigación en Nutrición Ambiental y Seguridad Alimentaria (LANAySA), ubicada en el campus León de la Universidad de Guanajuato.

El propósito de dicho proyecto oscila en la investigación multidisciplinar desde el área básica y clínica, relacionada con problemas de contaminación en agua y alimentos por la actividad humana, además de poder coadyuvar a mitigar los problemas a niveles municipal, estatal y nacional.
La propia experiencia de la investigadora ha esclarecido los retos clínicos del área: falta de protocolos que integren seguridad alimentaria como variable diagnóstica, desigualdad en el acceso a alimentos saludables y escasa información del personal médico en nutrición contextualizada.
El propósito de iniciativas como la LANAySA y la Clínica de Nutrición de la IBERO Puebla van acorde a la convergencia de materias que, lejos de encasillar a la ciencia en la abstracción, participan con las sociedades y sus comunidades. En palabras finales de la Dra. Rebeca Monroy:
“Hoy nos reunimos para reflexionar sobre los desafíos que enfrenta la nutrición y las instituciones en el siglo XXI. Celebrar los logros de quienes han hecho de la nutrición una herramienta de transformación social”.