- Lo que vivan en esas edades se seguirá manifestando, externó la psicóloga María Elena Medina-Mora Icaza.
CIUDAD DE MÉXICO.- En América Latina la tecnología se usa más para juego que para estudio, el mayor tiempo sin vigilancia ni supervisión con respecto a otras regiones como Europa, alertó la coordinadora de la Unidad de Apoyo a la Salud Emocional y Psicológica de la UNAM, María Elena Medina-Mora Icaza.
“La ocupan, en promedio, seis horas al día, pero para que un adolescente o un joven tenga ese tiempo disponible quiere decir que no duerme, que come usando el celular, etcétera. Ese es uno de nuestros retos”, enfatizó.
Por ello, la exdirectora de la Facultad de Psicología y del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz” propuso emplearla de manera que no les afecte.
Más adelante explicó que la exposición a la violencia genera numerosas consecuencias: desde bebés que tienen conducta inmadura, problemas de estrés o miedo; infantes con agresividad y mal desempeño en la escuela; hasta adolescentes que presentan dificultades conductuales, escolares, cometen robos, etcétera.
Durante su participación en el Seminario Universitario de la Cuestión Social (SUCS) -sesión dedicada al tema Salud mental y violencia- recordó que los trastornos más frecuentes a escala mundial son ansiedad, depresión y fobia específica, por ejemplo.
Las encuestas indican que 51 por ciento de quienes registran un problema mental lo tuvieron en la adolescencia y la primera etapa de la edad adulta joven (universitaria). Sin embargo, el sector salud no incluye a la mental como una enfermedad crónica no transmisible, y tampoco le destina recursos.
Durante la sesión -presentada por Mario Luis Fuentes Alcalá, secretario técnico del SUCS y presidente del Patronato de la UNAM-, y ante el coordinador del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo, Enrique Provencio Durazo, añadió:
Los 15 años es la edad más importante para la primera aparición de esos padecimientos, es decir, en las y los alumnos de bachillerato; la mediana edad de inicio es a los 19 años en hombres y 20 en mujeres. Por eso es fundamental la prevención, el cuidado, brindar herramientas e identificar y atender problemas, a fin de evitar trastornos posteriores.
En el auditorio Jesús Silva Herzog del Posgrado de la Facultad de Economía la especialista comentó que en estudios cualitativos de varios países se ha observado que 50 por ciento de las y los alumnos que habían tenido la intención de quitarse la vida, nunca lo habían contado a alguien.
En la UNAM, abundó, se trabaja en la prevención y promoción de la salud mental para toda la comunidad.

Un mejor lugar para vivir
La universitaria aseveró que necesitamos generar ambientes más seguros para nuestras niñas, niños y adolescentes, porque lo que vivan en esta edad se seguirá manifestando.
El mundo no es seguro y América Latina tiene los niveles más altos de violencia delictiva del orbe, en gran parte causada por el negocio de las drogas, situación que afecta especialmente a los jóvenes, señaló.
La organización Reinserta expuso cómo la delincuencia organizada afecta a esas poblaciones, por ejemplo de los 9 a 11 años llevan mensajes, informan o roban; a los 12 transportan drogas; y a los 16 portan armas y se encargan de secuestros y asesinatos. “En algunos grupos delictivos, si detectan habilidad, les dan armas más temprano y a los 12 son considerados sicarios”. Por supuesto, su esperanza de vida es corta.
En todos los países, la relación entre desventaja socioeconómica y uso de drogas es positiva. Los estudiantes viven, con frecuencia, en sitios donde se enfrentan esas problemáticas, y en nuestro país lo más importante es la inseguridad de las colonias donde habitan, dijo Medina-Mora Icaza.
Y argumentó: en general, entre esas poblaciones se reporta soledad, enojo, estrés, ansiedad, depresión, adicciones, dependencia al juego e hiperconectividad. “Tienen poca vida en comunidad”.
A su vez, Enrique Provencio expresó que los planteamientos de Medina-Mora Icaza al enlazar otros fenómenos que vivimos en la sociedad, el mundo digital, la inteligencia artificial, inseguridad o construcción de paz, dan oportunidad de enfocar mejor la agenda del SUCS para el próximo año.
