martes, 28 octubre 2025

Puebla, Pue. México

León XIV invita a estudiantes a desarrollar una conciencia autónoma y un pensamiento crítico

  • Firma una carta sobre la educación: “Trazando nuevos mapas de esperanza”

CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa León XIV ante estudiantes de las Universidades Pontificias, firmó la carta apostólica “Trazando nuevos mapas de esperanza”, 60 años después de la declaración “Gravissimum Educationis”. 

En su homilía, enfatizó que la Iglesia necesita una visión que rechace “toda lógica parcial” y derrote la “atrofia espiritual”.

Durante su homilía en la celebración que inaugura el Jubileo de la Educación, el Pontífice comentó que la experiencia del estudio y la investigación universitaria debe brindar a los jóvenes una perspectiva renovada, que les ayude a “ser capaces de hablar, relatar, explorar y proclamar las razones de la esperanza que nos habita, y les permita formarse como hombres y mujeres nunca egocéntricos”. 

El Papa recordó a las universidades que la educación es un verdadero acto de amor y que “saciar el hambre de verdad y sentido es una tarea necesaria, porque sin verdad y sentido auténtico, se puede caer en el vacío e incluso morir”.

Enfatizó que en estos meses, al celebrar el Jubileo, la Iglesia espera que cada estudiante también vea el Año Santo como una oportunidad “para que su vida pueda comenzar de nuevo”. 

Se dirige así a quienes trabajan en instituciones universitarias y están comprometidos con el estudio, la docencia y la investigación.

León XIV dijo que quienes estudian amplían sus horizontes y son capaces de mirar hacia arriba: hacia Dios, hacia los demás, hacia el misterio de la vida». Esta es la gracia «del estudiante, del investigador, del erudito»: una perspectiva amplia.

El Papa aclaró que esta perspectiva requiere espiritualidad, ayudada por el estudio de la teología y de la filosofía, porque hoy, lamentablemente, nos hemos convertido en expertos en los detalles infinitesimales de la realidad, pero somos incapaces de recuperar una visión de conjunto.

El trabajo intelectual no debe separarse de la vida, por lo que es importante cultivar esta unidad, para que lo que ocurre en las aulas universitarias y en los ambientes educativos de todo tipo y nivel no se quede en un ejercicio intelectual abstracto, sino que se convierta en una realidad capaz de transformar la vida, de hacernos profundizar en nuestras relaciones espirituales en la sociedad.

El Pontífice señaló que tarea educativa debe satisfacer el hambre de verdad y de sentido, y las universidades  deben acoger el llamado a la tarea educativa, porque quienes educan ayudan a otros, a ser ellos mismos y a desarrollar una conciencia autónoma y un pensamiento crítico.