- El equipo inglés se coronó en una final épica en Nueva York
NUEVA YORK, EUA.- En una noche que quedará grabada en la historia del fútbol mundial, el Chelsea logró una hazaña impresionante al vencer 3-0 al poderoso París Saint-Germain en la final del Mundial de Clubes 2025, disputada en el vibrante MetLife Stadium de Nueva York. La sorpresa fue total, ya que el equipo londinense se convirtió en el primer club en levantar este trofeo en una noche llena de emoción y momentos memorables.
El encuentro contó con la presencia de figuras internacionales como Donald Trump y Gianni Infantino, quienes fueron testigos de un partido que mostró el poder y la calidad del fútbol inglés frente a uno de los mejores equipos del planeta, el PSG de Luis Enrique, actual campeón de la Champions League.
Desde el inicio, el Chelsea sorprendió con una estrategia ofensiva audaz. Enzo Maresca, entrenador del equipo, planteó un esquema diferente al clásico 1-4-2-3-1, incorporando a Reese James en el doble pivote junto a Moisés Caicedo y colocando a Enzo Fernández detrás del delantero centro. Esta disposición permitió al Chelsea dominar gran parte del juego y crear varias ocasiones peligrosas.
El primer gol llegó al minuto 22, tras un largo pase a Malo Gusto, quien avanzó con velocidad por la banda derecha, amagó en el área y cedió el balón a Cole Palmer, que no perdonó y puso el 1-0. La actuación del inglés fue simplemente espectacular: además de anotar, fue un constante dolor de cabeza para la defensa del PSG, pisando zonas clave y generando peligro en cada ataque.
Apenas ocho minutos después, al minuto 30, Palmer volvió a marcar tras una jugada por la derecha del Chelsea, dejando en evidencia su gran momento y consolidándose como la figura de la noche. Pero la noche no terminó allí: en la segunda mitad, Palmer asistió a Joao Pedro, quien con un toque sutil picó el balón por encima del arquero Gianluigi Donnarumma para sellar el 3-0 definitivo.
El brasileño, que llegó al Chelsea en julio pasado, ya suma tres goles en tres partidos como titular, demostrando su rápida adaptación y calidad. Con esta victoria, el Chelsea se lleva no solo el trofeo del Mundial de Clubes, sino también una importante suma económica y la satisfacción de haber logrado una hazaña histórica.
El PSG, por su parte, intentó reaccionar, pero no pudo superar la sólida defensa y la inspiración del equipo londinense. La final culminó con un marcador que reflejó la superioridad del Chelsea en una noche que será recordada por su carácter, talento y espíritu de lucha.
Con este triunfo, el Chelsea se consagra como campeón mundial y demuestra que, pese a las adversidades, el fútbol siempre reserva sorpresas y momentos inolvidables.