martes, 14 octubre 2025

Puebla, Pue. México

Estudian en el Tec de Monterrey al cerebro como creativo en acción

CIUDAD DE MÉXICO.- “Las obras de arte tienen valor no solo como entretenimiento y expresión estética; también externalizan aspectos de la cognición humana que, de otro modo, permanecerían ocultos”. Con esa idea como punto de partida, el neurocientífico José Luis Contreras-Vidal planteó una nueva forma de entender la creatividad, desde las neurociencias, tecnología y humanidades.

El profesor de la Universidad de Houston ha hecho caminar a personas con parálisis usando exoesqueletos controlados con la mente y actualmente se ha enfocado en entender cómo actúa el cerebro cuando crea.

El también EXATEC compartió investigaciones pioneras que integran interfaces cerebro-computadora (BCI), inteligencia artificial y arte para explorar las funciones cerebrales durante procesos creativos reales. 

Contreras expuso lo anterior en su conferencia magistral Neurohumanidades: educar con ciencia, arte y tecnología conectadas en la Reunión Nacional de Profesores 2025 del Tec de Monterrey.

Brain On Arts es el proyecto de José Luis Contreras-Vidal en el que explora cómo actúa el cerebro mientras hace música, danza y actuación. Foto: Brain On Arts

De acuerdo con Contreras, el movimiento, la música y la danza no solo son expresiones artísticas, sino que también ofrecen una ventana al interior del cerebro humano, a las emociones, la creatividad y las interacciones sociales.

Actualmente, en colaboración con músicos, bailarines y artistas visuales, ha desarrollado presentaciones donde el público puede ver en tiempo real la actividad cerebral de los intérpretes.

En el proyecto Windows into the Creative Mind, el cerebro de una pianista y un director de orquesta era visualizado mediante proyecciones digitales mientras tocaban una serie de variaciones musicales.

“Esta fue la primera vez que la audiencia pudo visualizar la creatividad, en este caso, el nivel de sincronía cerebral entre los músicos”.

“Las obras de arte no solo entretienen; también externalizan aspectos de la cognición humana que, de otro modo, permanecerían ocultos” – José Luis Contreras-Vidal.

Otro caso fue en Bali, donde registraron la actividad de una bailarina tradicional y un músico de tambores. 

Integraron las tradiciones culturales más antiguas con las tecnologías más nuevas en una presentación artística que fusionó lo espiritual, lo estético y lo científico.

Los datos recolectados han mostrado, por ejemplo, cómo la sincronía cerebral entre músicos durante una interpretación en vivo cambia según la intención creativa y las condiciones del entorno. 

También ha documentado cómo las interfaces cerebro-computadora pueden promover la neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro para adaptarse y aprender, tanto en procesos artísticos como en rehabilitación neurológica.

Para el investigador, ver el cerebro creativo en acción, en escenarios reales como conciertos, museos o ensayos de danza, permite superar los límites de los experimentos tradicionales en laboratorio, que suelen aislar a las personas de su contexto social y emocional. 

Porque, según José Luis, “la creatividad es profundamente contextual, social y emocional”, y solo puede comprenderse plenamente en acción y en comunidad.

Entre sus conclusiones, destaca que este tipo de investigación no solo amplía nuestro entendimiento del cerebro. También abre oportunidades en salud, educación y desarrollo de tecnologías más humanas.