Eran los últimos años de la década de los setenta, y tres artistas callejeros de Quebec se entrenaban en las calles tanto de su natal Canadá como las europeas para ser mejores y ofrecer espectáculos diferentes. Sus nombres: Guy Laliberté, Daniel Gauthier y Gilles Ste Croix.

     Después de varios intentos, algunos de ellos infructuosos y que representaron fracasos financieros, Ste Croix fundó en 1980 una compañía denominada Les Échassiers de Bale-Saint Paul (Los Zanqueros de Baie-Saint Paul), conformada por bailarines, tragafuegos y personajes típicos de un circo. La compañía se dedicó a recorrer las calles de su pueblo natal y tras un cambio de nombre y dos años de experiencia, en 1982 organizó un festival cultural llamado La Fiesta de Baie-Saint Paul, en donde se congregaron artistas callejeros de todo el país. El éxito fue moderado pero sostenido, hecho que convenció a Laliberté y Ste Croix de fundar un circo canadiense.

     Laliberté decidió nombrar al nuevo circo Cirque du Soleil, inspirado en una puesta de sol inolvidable que vivió en Hawai. Reclutaron artistas de todo el país y comenzaron a trabajar. En 1984 montaron un espectáculo para conmemorar el 450 aniversario del descubrimiento de la ciudad y recorrieron con él toda la ciudad. Poco a poco comenzaron a hacerse adiciones al circo así como cambios en los vestuarios y tramas, siempre con la premisa de jamás utilizar animales, factores que lo convirtieron en un auténtico circo contemporáneo.

     La gran expansión de la compañía se dio durante los años 99 y 2000, etapa en la cual se contrataron a más de 4,000 empleados de más de 40 países. A principios del siglo XXI, la compañía canadiense presentó 22 espectáculos en 250 ciudades de los cinco continentes, hecho que les supuso ingresos superiores a los 800 millones de dólares en tan solo una década. En el año 2000 Laliberté adquirió la totalidad de las acciones de Gauthier, convirtiéndose así en dueño del 95% de la compañía.

     Bajo la dirección total de Laliberté, el circo siguió creciendo y expandiendo sus franquicias a nivel mundial. Así mismo, crearon espectáculos específicos para ciudades y edificios completamente dedicados a ellos, como es el caso de O y Ká en Las Vegas, que cuentan con teatros que se construyeron ex profeso para presentar sus funciones. Estos shows de Las Vegas, en específico, reciben a más de 9,000 espectadores por noche, lo cual se traduce en cerca de 3 millones de espectadores anuales, sólo en esta ciudad norteamericana. También en Las Vegas, el Cirque du Soleil apostó a los espectáculos temáticos, siendo el primero de ellos Love, inspirado en su totalidad en los Beatles y su música, para posteriormente presentar en el 2012 Viva ELVIS, en memoria de Elvis Presley.

     El primer espectáculo con el cual traspasaron las fronteras y lograron llenar auditorios desde Orlando hasta Tokio y Madrid fue “Saltimbanco”, mismo que representó su primer gira mundial.

     Del Cirque du Soleil destacan muchas cosas, mismas que han logrado generar en los espectadores fascinación. Primeramente la perfección con que cada artista domina su disciplina, desde el trapecio hasta la gimnasia, los aros o el fuego. Resulta admirable el trabajo corporal que cada artista realiza, muchos de ellos ex atletas olímpicos en sus países natales y el despliegue de fortaleza que hacen en cada función.

     Por otra parte se encuentra el vestuario, que resulta una auténtica obra de arte, tanto que en ocasiones pareciera estar pintada sobre los perfectos cuerpos de los artistas o bordada un instante antes de salir a escena. Los vestuarios se encuentran cargados de imaginación, fantasía y una riqueza indescriptible.

     Por si fuera poco, a las funciones del circo hay que agregar que todas sin excepción cuentan con una banda en vivo que toca y canta en su totalidad la música de la representación en cuestión, siempre en idiomas incomprensibles, hecho que no impide en lo absoluto el poder sentirla e incluso comprender su intención.

     Todo esto hace que cada función del circo sea única, tanto para quienes ya conocen los espectáculos como para quienes asisten por primera vez. Cada uno es un despliegue enorme de colorido, fantasía, tecnología, precisión y perfección que solo es capaz de ser comprendido cuando es visto en vivo.