banner 1

banner a1

logo

banner l

- Puebla, Pue. México.

04conacyt01Luego de 126 días y casi 15 mil millas de navegación, realizar tres cruceros en el Golfo de México, rescatar un anclaje extraviado cerca de Cuba y cruzar el Canal de Panamá de ida y vuelta, el Buque Oceanográfico “Alpha Helix”, propiedad del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), completó la travesía más larga de su historia y atracó el pasado viernes sin incidentes, en el puerto de Ensenada.

La llegada del barco al muelle 240 ocurrió temprano. Atracado junto al muro, la tripulación realizaba las últimas faenas antes de tomar un más que merecido descanso. El Capitán, Pedro Núñez Cota, recibía las inspecciones de rutina por parte de las autoridades portuarias y militares. Todo en orden.

Para él, esta experiencia es parte del trabajo. “Es la misma rutina. Lo único que cambió fue el área de trabajo”, comenta un poco ajeno al ajetreo que se tiene en cubierta. ¿Diferencias entre el Pacífico y el Golfo de México? “Estás más retirado de la familia y en lugares que no conoces. Debes tener un poco más de precaución, pero básicamente realizamos lo mismo”.

El Buque Oceanográfico “Alpha Helix” tiene desde 2015 su base de operaciones en Ensenada, por lo que sus rutinas se habían restringido a las regiones del Pacífico mexicano y Golfo de California, al igual que su predecesor, el buque “Francisco de Ulloa”. Su historial de operaciones es de un promedio aproximado a los 180 días de navegación por año, sin contar los traslados a puerto. Por su tamaño (40 metros de proa a popa), realiza operaciones oceanográficas de rango medio; esto significa que no es una embarcación tan grande como “El Puma” o el “Justo Sierra” de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Lo anterior se convirtió en una ventaja, pues sus bajos costos de operación fueron clave para que el Consorcio de Investigación del Golfo de México (CIGOM), que tradicionalmente usa el “Justo Sierra” para sus cruceros, solicitara los servicios del “Alpha Helix”, pues aún, considerando los tiempos de traslado de 42 días de navegación, así como el cruce del Canal de Panamá, el cual tiene un costo aproximado a los 200 mil pesos, resultó más económico.

La experiencia en general fue muy exitosa. A pesar de que hubo más exigencias en los tres cruceros que realizó para el CIGOM, todo se pudo hacer. “Sólo una actividad no pudimos realizar: el arrastre de una red camaronera, por no contar con el winche apropiado. Pero lo oceanográfico todo se realizó”, comentó el Capitán Núñez refiriéndose a lances de nucleadores a diferentes profundidades, arrastres de instrumentos y redes, lances de equipos diversos con sensores y botellas para toma de muestras de agua, entre varias otras actividades.

“Crecen las instituciones, crecen las necesidades, los proyectos se hacen cada vez más grandes, las tecnologías avanzan. Tenemos cable de acero y ahora solicitan kevlar y mayores resistencias. ¿Por qué?, por las mejoras y avances constantes. El kevlar es flotante, tiene mayor resistencia para arrastres de redes camarones. Nosotros no tenemos la infraestructura para eso; no tenemos el winche apropiado para esos trabajos”, expresó.

Sin embargo, esto no fue impedimento para realizar uno de los rescates más comentados en cuanto cruzaron al Atlántico: el de un anclaje oceanográfico del CICESE el cual sirve para medir corrientes en el Mar Caribe, y que se había extraviado al suroeste de Cuba con dos años de invaluable información en sus unidades de memoria.

“En este barco no habíamos hecho una recuperación así, pero hemos trabajado con el grupo “Canek”, el cual se ha dedicado por más de 20 años en la región a la corrientometría profunda, y se caracteriza por contar con la experiencia necesaria en distintas maniobras en cubierta. A través de telefonía satelital nos daban la posición en que transmitía el anclaje, pero las condiciones eran muy adversas. Había lluvia el primer día de búsqueda y no lo encontrábamos porque no había visibilidad: menos de un cuarto de milla, oleaje muy alto, vientos muy fuertes. Muy difícil poderlo ver. Nos quedamos ahí y al día siguiente las condiciones fueron muy favorables. A mucha distancia se alcanzó a ver. Aparte, nos dieron la última posición que había transmitido el anclaje. Lo pudimos detectar fácilmente y su recuperación fue muy rápida”, comentó el capitán Pedro Núñez.