México tiene la capacidad de otorgar visas temporales de trabajo en ciertas zonas a migrantes centroamericanos, ya que la autoridad federal entrante al dialogar con los sectores productivos puede absorber estas necesidades sin dejar de lado  la situación interna de muchas familias mexicanas, afirmó José Emilio Baños Ardavín, rector de la UPAEP.

Explicó que por el tamaño de la caravana que pisará territorio nacional y por el tamaño de la economía del país hay posibilidades de generar un esquema que hiciera gala del espíritu solidario que ha caracterizado a México.

“Aun cuando el fenómeno migratorio es complejo la dinámica que debe prevalecer es hacer todo lo posible por atender las necesidades y aspiraciones de los migrantes  que buscan un mejor desarrollo laboral para ellos y sus familias”.

Mencionó que la UPAEP trabaja con la Universidad de Nueva York para estudiar el fenómeno migratorio desde Centroamericana a América del Norte, lo que ha permitido realizar diferentes foros sobre Migración y Salud, por lo que en enero próximo habrá un Congreso Específico en la materia desde la óptica de la migración y la búsqueda de la felicidad, por lo que se hablará de la propuesta universitaria en materia de filosofía educativa.

Al inaugurar el “Segundo Congreso Internacional de Emprendimiento y Migración de Retorno”, que se realiza en las instalaciones universitarias del Edificio de Posgrado del 17 al 19 de octubre, resaltó que la UPAEP busca una dinámica que valore la persona en su relación con los demás para desarrollar un humanismo más solidario que procure escenarios de paz y justicia, por supuesto,  que los fenómenos migratorios son un elemento clave para lograrlo, reflexionarlo y hacer propuestas.

Miguel Cruz Vásquez, profesor investigador de la UPAEP, afirmó que en México los tres niveles de gobierno carecen de una política clara de apoyo a los migrantes centroamericanos, porque  la iglesia y organizaciones civiles son las que brindan la ayuda humanitaria, por eso, se requiere establecer medidas urgentes donde se destinen fondos por parte de la Organización de las Naciones Unidas para ayudar de manera  contundente.

A diferencia de Estados Unidos, nuestro país carece de la capacidad para absorber laboralmente a los migrantes hondureños que están por llegar a  la frontera de México, porque no se les puede ofrecer condiciones decorosas de vida, por eso, el gobierno federal los está deportando.

Explicó que la caravana de migrantes hondureños atrae la atención mundial porque se dirige hacia los Estados Unidos y en su paso por territorio nacional genera ciertas condiciones para los gobiernos federal y local  porque se cuestiona si estamos preparados para ayudar a estas personas en el logro de su propósito, ya sea que quieran quedarse en el país o seguir hacia Estados Unidos.

Refirió que la posición del gobierno de Donald Trump es clara porque no quieren que estas personas lleguen a la frontera mexicana con Estados Unidos y presionan al gobierno saliente de Enrique Peña Nieto para que “haga algo”  y no lleguen a la frontera estadounidense, por lo que México enfrenta esta complicación.

Sin embargo, por razones humanitarias tampoco la autoridad federal puede tomar medidas de fuerza o policiales para impedir que estas personas lleguen a su destino;  de hecho en Monterrey ya están viviendo un importante número de personas provenientes de Centroamérica y están ocupándose en labores que los mexicanos no quieren hacer.

Refirió que durante su visita a albergues que apoya la iglesia y organizaciones civiles se les  brinda ayuda, pero es insuficiente porque no hay recurso que alcance para más de mil personas, por lo que se pone a prueba la capacidad de ciudades como Puebla para atender a estas personas en su tránsito hacia Estados Unidos.

El investigador detalló que en sus países de origen se viven situaciones de crisis económica graves donde los salarios son bajos y el costo de la vida es muy alto, por eso, no tienen opciones que salir de su país, además que vienen huyendo de  la violencia que generan grupos como la Mara Salvatrucha, mientras que el gobierno de Honduras se declara incapaz de controlar a los grupos criminales y deja a su suerte a sus propios connacionales.