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- Puebla, Pue. México.

15librounam01El libro “El médico, el rector”, de Guillermo Soberón Acevedo, abre una vida y revela una trayectoria; presenta y rinde cuentas de una actuación y numerosos momentos fundamentales de su persona y de distintas instituciones de nuestro país.

Se trata de una obra reveladora de la vida de un médico y un gran rector, pero también un texto que recoge el tránsito de un país, de singularidades de algunas de sus instituciones de educación superior, con la UNAM a la cabeza, y de las de salud.

En la presentación de la obra, el rector José Narro Robles sostuvo que Soberón destaca por su inteligencia, honestidad, preparación, convicciones profundas, experiencia, rigor y don de gente. A lo largo de su vida profesional ha sido una persona con enorme capacidad para imaginar transformaciones, “pero mejor aún, para ejecutarlas, para fundar instituciones y también para actualizar las que otros realizaron. Ha sido un pensador, pero igualmente, un ejecutor”.

En presencia de la secretaria de Salud, Mercedes Juan, añadió que esta capacidad deriva en parte de su labor inagotable que aún ahora realiza, pero también de su talento para conformar y dirigir grupos de trabajo, para atraer a ellos lo mismo a grandes personajes que a jóvenes entusiastas bien preparados, para definir problemas relevantes y proponer soluciones pertinentes y viables, para determinar metas y poner en práctica las acciones necesarias para alcanzarlas.

Soberón siempre ha sido un conductor, un verdadero líder. Es uno de nuestros médicos, educadores, científicos e intelectuales más completos de las últimas seis décadas. Una persona con una privilegiada memoria y de quien, a través de las páginas de estas remembranzas, podemos seguir aprendiendo mucho. “Bienvenida esta nueva muestra de inteligencia y determinación”, resumió Narro.

En tanto, Guillermo Soberón refirió que la idea de escribir las memorias de su ejercicio profesional fue un anhelo desde que se desempeñó como rector de la UNAM, pues “me pareció que debía dejar el testimonio de esa, para mí, inolvidable experiencia, y que tenía que asumirlo como una obligación que debiera cumplirse”.

Decidió que debían abarcar tres partes: su formación educativa, su desempeño como rector y el viraje de la bioquímica al campo de la salud pública, que incluye su experiencia como coordinador de los servicios salud de la Presidencia de la República, su faena como secretario de Salud del Gobierno Federal, su participación en la creación y funcionamiento de la Fundación Mexicana para la Salud, y como titular de otras instituciones.

Es en 2015, 34 años después de haber concluido su labor rectoral que aparecen sus memorias. “Pienso que ayuda a la verosimilitud y objetividad del relato el que haya transcurrido ese lapso para ponderar con ecuanimidad lo que aquí se expresa”, comentó.

Jaime Martuscelli Quintana, coordinador de Asesores del Rector, expresó que el autor, distinguido universitario, ha sido sobre todo un constructor de instituciones; así ocurrió cuando, por ejemplo, se impuso la tarea de crear un sitio de encuentro de investigadores del área y funda, en 1957, la Sociedad Mexicana de Bioquímica, siendo su primer presidente; además, promovió un programa de posgrado adscrito a la Facultad de Química de la UNAM, exitoso hasta nuestros días.

Al leer un texto de Diego Valadés, integrante del Instituto de Investigaciones Jurídicas, César Astudillo, abogado General de la UNAM, expuso que en las páginas de la obra el autor ofrece sus razones, preocupaciones, ilusiones y pasiones. “Aquí nada queda oculto, por eso, éste es un libro que puede ser leído como un fecundo capítulo de la rica historia de la Universidad, como un testimonio de tiempos de crisis, como una memoria personal, una lección de gobierno ético, o como todo eso a la vez”.

En una proyección en video, Julio Frenk, exsecretario de Salud, señaló que atento a los signos de su tiempo, Soberón ha enriquecido ese campo en México, con su mirada estratégica, su inagotable energía, su extraordinaria capacidad de organización y su inquebrantable voluntad de servicio. Su contribución a los sistemas de salud es enorme.

Georgina Hernández, alumna del exrector e investigadora del Centro de Ciencias Genómicas, sostuvo que como titular de la UNAM brindó el decidido apoyo requerido para la aprobación e inicio de la licenciatura en Investigación Biomédica Básica, que cumple ahora 40 años y que ha formado a cientos de investigadores, varios de ellos sobresalientes. Miles de mexicanos han podido desarrollarse profesional y científicamente en las instituciones forjadas por él.

Al dar lectura del texto de Juan Ramón de la Fuente, también exrector de esta casa de estudios, el director de la Facultad de Medicina, Enrique Graue, expresó que Soberón es una de las grandes figuras de esa disciplina en México. Es el creador del Sistema Nacional de Salud en su concepción moderna; al igual que lo hizo en la Universidad, fue un reformador de las instituciones de salud del país y su legado se ha mantenido así durante años.

Por último, Mercedes Juan enumeró, entre otras contribuciones del autor, al Sistema de Vigilancia Epidemiológica gracias a su trabajo como secretario de Salud, así como el inicio de la descentralización de los servicios de salud, todo explicado de manera amena en el libro.

“El médico, el rector” es una obra amplia, de cerca de 500 páginas llenas de recuerdos, remembranzas, verdades y auténticos momentos fundamentales para la Universidad y la Secretaría, configurado por un prólogo y una introducción que preceden a tres partes diferenciadas, cada una de ellas con un proemio elaborado por colaboradores cercanos del autor.

A la presentación de la obra, editada por el Fondo de Cultura Económica, El Colegio Nacional y la UNAM, asistieron los exrectores Octavio Rivero, José Sarukhán y Francisco Barnés.

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