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- Puebla, Pue. México.

09ibero01El rector de la Universidad Iberoamericana Puebla, Fernando Fernández Font, SJ puso en marcha el 7º Congreso Internacional de Prevención del Suicidio que organiza el Departamento de Ciencias de la Salud en conjunto con la Asociación Mexicana de Suicidología y cuyo objetivo es analizar y generar aplicaciones de intervención y prevención en condiciones de vulnerabilidad.

Durante su participación, Fernando Fernández Font SJ., destacó que la misión de una universidad confiada a la Compañía de Jesús no se limita únicamente a generar conocimiento, sino a acompañar a los miembros de la Comunidad en cada una de las áreas que aborda la vida humana.

“Por la propia complejidad del ser humano y de la realidad en la que estamos inmersos, el quehacer universitario debe ir más allá de sus fronteras, necesita responder urgentemente a una realidad convulsionada por diferentes factores y que dan como resultado fenómenos tan preocupantes como el suicidio”, afirmó el rector de la IBERO Puebla.

Asimismo, Fernando Fernández mencionó que la gravedad del asunto no es una cuestión menor de salud pública y no debe ser vista como un tema unidimensional, “la jerarquía va desde las autoridades más altas hasta cada uno de nosotros”.

La siguiente en hacer uso de la palabra fue Emilia Gómez Maqueo, presidenta de la Asociación Mexicana de esta especialidad, quien agradeció el esfuerzo de la Universidad y manifestó que no debe perderse el interés por atender este problema tan importante. “Hemos comprobado que el suicidio es prevenible, por ello es eso en lo que queremos centrar nuestros esfuerzos”.

Por su parte, Guadalupe Chávez Ortiz, directora del Departamento de Ciencias de la Salud recalcó que múltiples investigaciones demuestran que son muchos los factores que interactúan en el comportamiento suicida. “La mayoría se presentan en momentos de crisis, en procesos personales y son reforzados por las inequidades que vivimos dentro de la sociedad”.

Debido a esto, Chávez Ortiz aseguró que, como Universidad, es grato compartir estos espacios académicos con profesionales sensibles, que buscan compartir pensamientos entorno a las problemáticas sociales a las que nos enfrentamos actualmente.

Previo a la inauguración de este 7° Congreso Internacional se llevó a cabo el panel Suicidio adolescente: hacia una intervención ecológica-multidisciplinaria basada en evidencia en donde Blanca E. Barcelata Eguiarte coordinó las participaciones de Rodríguez Juárez, Mariela Calzado Calderón, María Elena Marques Carabeo y Paulina Arenas Landgrave, quienes hablaron sobre los métodos de intervención en jóvenes de distintas comunidades.

Al respecto, Blanca Barcelata, argumentó que ante el incremento de los índices de suicidio en México, los esfuerzos de los profesionales se deben enfocar específicamente en técnicas de intervención, así como en la consideración no solo de los intentos de suicidio, sino las conductas previas e incluso en la intervención a partir de los pensamientos suicidas de los jóvenes.

En este sentido, Mariela Calzado y Rodríguez Juárez hablaron de su experiencia en su proyecto centrado en modelos preventivos en la región de Iztapalapa, mismos que se retomaron de modelos de prevención establecidos en Canadá y Australia, y que tienen como base trabajos de psicoeducación multidisciplinar y la introducción de los gatekeepers, o monitores, para observar los comportamientos de los adolescentes desde distintos ámbitos de la vida.

Afirmaron también que cerca del 41% de los jóvenes de bachillerato presentan al menos uno de los síntomas dentro de la escala de Robertson, lo cual podría derivar en conductas suicidas. Juárez mencionó que la diferencia de género es un factor que se debe tomar en cuenta, pues las mujeres son menos propensas a consumar un suicidio pero más propensas a hacer múltiples intentos, mientras que los hombres son más propensos a consumar el suicidio.

Continuando con su explicación, Rodríguez Juárez explicó que “todos, como instituciones, debemos fortalecer y tener guías para establecer proyectos para la prevención del suicidio, lo cual incluye a autoridades e instituciones competentes”.

Del mismo modo, María Elena Márquez, habló sobre buscar variables entorno a los términos psicopatológicos y los eventos ambientales que rodean el desarrollo del adolescente pues estos pueden ser catalizadores no solo del acto suicida sino también del self-harm. “Adolescencia y adultez joven, son quienes encabezan las tasas de suicidio”.

Márquez Carabeo expuso que cuando hay más de un trastorno de salud mental, la probabilidad de que se consume un suicidio es mayor y las principales causas asociadas a esta patología son la depresión y la distimia (trastorno afectivo de carácter depresivo crónico, caracterizado por la baja autoestima y aparición de un estado de ánimo melancólico, triste y apesadumbrado).

Finalmente, Paulina Arenas Landgrave, comentó que “los adolescentes, por el simple hecho de serlo, están expuestos al estrés y muchas veces la manera de enfrentarlo puede ser disfuncional”, por lo cual subrayó la importancia de tratar mejor la intervención en crisis.

“Se trata de ubicar cual es el proceso por el cual están pasando nuestros hijos, conocerlo nos permite la sensibilización, así como la identificación de acciones y estrategias para generar en la dinámica familiar una intervención para la prevención de la conducta suicida”, señaló Arenas.