Los Dodgers de Los Ángeles conquistaron el también llamado Clásico de Otoño, tras derrotar por pizarra de 3 carreras a 1 a los Rays de Tampa Bay en el Juego 6, terminando así el ayuno de 32 años sin Serie Mundial.
Rays pegó primero en la tanda inicial con un home run del cubano Randy Arozarena por todo el bosque derecho, ya con un out en la pizarra. El batazo fue en cuenta de 0-1 sobre un slider de 89 mph de Tony Gonsolin.
La noche iba muy tranquila para el zurdo Blake Snell, abridor de Rays, que en las primeras cinco entradas ponchó a nueve y sólo permitió un hit, sin base por bolas; sin embargo, en el sexto acto tras dominar a A.J. Pollock con elevadito a la segunda base, Austin Barnes le pegó hit al jardín central.
Sorprendentemente, Kevin Cash, mánager de Rays, salió del dugout y sin pensarlo dos veces, sacó a Snell con sólo 73 pitcheos (48 strikes). Vino al relevo Nick Anderson y no lo hizo de buena manera.
Con Barnes en la inicial, Anderson enfrentó a Mookie Betts quien le dio doblete por la raya del izquierdo para poner corredores en segunda y tercera, sin out. Mientras bateaba Corey Seager, Anderson lanzó un wild pitch, con el que Barnes anotó el 1-1 y enseguida, Seager impulso a Betts con rola a la inicial, venciendo en home el tiro de Ji-Man Choi, para el 2-1. De esas dos carreras de Dodgers, una fue para Snell y la otra para Anderson.
En el cierre del octavo rollo, Mookie Betts le puso el candado al título de Dodgers y a la vez el último clavo en el ataud a los Rays, al conectar un home run solitario entre los jardines izquierdo-central sobre los disparos de Pete Fairbanks.
Así fue como Dodgers se proclamó campeón de la Serie Mundial 2020 para sumar su séptimo título en la historia, consolidandose como el quinto máximo ganador y ponerse uno por debajo de San Francisco Giants. Tampa Bay Rays se volvió a quedar en la orilla después de aquel subcampeonato en 2008.
El mexicano Víctor González se llevó esta especial e histórica victoria en la loma con gran relevo de una tanda con un tercio de tres ponches, sin hit, ni carrera. Abrió Tony Gonsolin, quien no traía nada en la bola. Luego vinieron buenos relevos de Dylan Floro, Alex Wood y el dominicano Pedro Báez.
Después de González relevaron el venezolano Brusdar Graterol, el mexicano Julio Urías con sólo dos días de descanso y cumplió con creces al apuntarse el juego salvado con una labor de dos entradas y un tercio de cuatro ponches, sin hit ni carrera. El culichi retiró a los siete que enfrentó.
