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- Puebla, Pue. México.

Sin duda alguna, el informe que presentó el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) y las conclusiones a que llegó en la investigación de la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa del Estado de Guerrero, ocurrida  el pasado 26 de septiembre, deja a las autoridades mexicanas en una precaria situación, en cuanto al profesionalismo y calidad de la Procuración e impartición de justicia y respeto a los Derechos Humanos de los familiares de los desaparecidos y de quienes se vieron afectados por la actuación de la Policía de Iguala, Policía Federal e integrantes del 27 batallón instalado en Iguala, sin que hasta este momento los mexicanos conozcamos lo que realmente ocurrió ese día y dónde quedaron los cuerpos de los estudiantes.
 
Ayotzinapa se ha convertido en la peor pesadilla para el Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto, porque hasta este día no se han detenido a todos los involucrados y queda clara la colusión y complicidad de las autoridades del Municipio de Iguala y del Gobierno de Guerrero con los grupos de la delincuencia organizada que controlan esa zona del país.
 
La realidad que viven día a día los habitantes de esa demarcación es de enorme desconfianza hacia sus autoridades por una parte y, por la otra, el clima de terror e inseguridad al que se enfrentan por los grupos delictivos, sin que nadie, ni siquiera el mismo ejercito o la marina les garanticen su seguridad personal y de sus familiares.
 
01derechos01Los saldos de los hechos de Ayotzinapa aún no los conocemos del todo, incluso, de no haberse presentado el Informe del GIEI seguiría prevaleciendo la “verdad oficial” esgrimida por la Procuraduría General de la República cuando estuvo al frente de ella Jesús Murillo Karan, quien le apostó al conformismo de los padres de los desaparecidos y a que el hecho se iría quedando en el olvido en los meses siguientes, dando carpetazo al asunto, es decir, se vulneraría una vez más el derecho de los ciudadanos a conocer la verdad real de tan lamentables hechos.
 
El papel que han desempeñado organismos internacionales como la ONU, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Interamericana ha sido fundamental, para obligar a las autoridades a encontrar la verdad real e investigar a fondo todas las líneas posibles, de ahí que desde este momento ya se empiezan a remitir a la Comisión Interamericana otros casos similares como los de Ecuandureo, Tlatlaya, San Fernando y recientemente el caso de Chalchihuapan del Estado de Puebla, que vienen a engrosar el negro historial que empieza a acumular nuestro país en la violación a los derechos humanos en el ámbito internacional, es decir, ello demuestra que tanto las Comisiones Estatales de derechos Humanos; y como la CNDH han sido completamente rebasadas por los quejosos, quienes ante la falta de credibilidad de dichos organismos, decidieron acudir a otras instancias, para lograr al menos una condena internacional para el Gobierno Mexicano, ya que en el ámbito nacional, será material y humanamente imposible que se llegue a fondo en las investigaciones, se sancione a los responsables y se indemnice a las víctimas de los actos violatorios a sus derechos humanos.
 
Las lecciones de Ayotzinapa son precisamente en ese sentido, resulta indispensable que el Congreso y los Partidos Políticos con representación en las cámaras, revisen a fondo qué es lo que está fallando en nuestro país en la materia.
 
¿Quiénes son los responsables de que en el ámbito interno, se siga actuando en forma tan negligente, ofendiendo la inteligencia de los ciudadanos y protegiendo a autoridades incompetentes y corruptas, que lejos de ser sancionadas, cuentan con la protección del Gobierno federal?
 
Ahí tenemos la salida del exgobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, quien dejó el cargo, para disfrutar de su cuantiosa fortuna en una negociación con el PRD.
 
La lección más importante de Ayotzinapa es que los mexicanos aún no hemos perdido la capacidad de indignarnos ante tanta injusticia y ocultamiento de la verdad y que ahora el único camino que se nos abre son los organismos internacionales.

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