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- Puebla, Pue. México.

La conmemoración —que no celebración— del Día Internacional de la Mujer data de 1911, pero fue hasta 1975 que la ONU lo formalizó al reconocerlo en todo el mundo.  Al inicio, se planteó  como una demanda del movimiento que luchaba por el voto femenino en los Estados Unidos, que fue otorgado a las mujeres hasta el año 1920.

     El origen de esta conmemoración fue el incendio en que murieron más de 140 obreras, en su mayoría inmigrantes, en una fábrica en Nueva York, acto de barbarie que obligó a las autoridades a abrir el debate sobre las verdaderas condiciones en las que se encontraban las mujeres trabajadoras en esa época y que a la fecha, salvo en países desarrollados, siguen siendo muy difíciles y precarias.

     Existen cálculos de que en el mundo habitan más de tres mil quinientos millones de mujeres, de las cuales sólo el 40% trabajan; sin embargo, esta cifra puede ser engañosa, si es que el estar a cargo de un hogar y del cuidado de los hijos no se considera también como un trabajo que no es remunerado, pero que es de vital importancia para la formación de las futuras generaciones, que en un mundo globalizado, han pasado a ser cuidados y educados por terceras personas por la necesidad de los padres de trabajar para mantener el hogar.

     En el tema del respeto y protección de los derechos de las mujeres, se presentan  diversos aspectos, que lo vuelven demasiado heterogéneo, si lo consideramos desde el punto de vista social, de género, cultural, económico, político, religioso entre otros. Y el aspecto geográfico juega también un papel definitorio de lo que en el mundo se ha avanzado en cuanto a proteger los derechos de las mujeres.

     Por ejemplo, no vive la misma situación una mujer que habita en países como Estados Unidos o Inglaterra, que otra que habita en los países islámicos o en una comunidad indígena, ya que en el discurso político es muy rentable pronunciarse por los derechos de las mujeres, pero en la realidad en varios países siguen prevaleciendo la discriminación, el sojuzgamiento, el abuso, la violencia, el acoso sexual y sobre todo la explotación sexual y trata de mujeres que está alcanzando niveles escandalosos.

     Hay muy poco que celebrar, ya que se calcula que 70% de las mujeres a nivel mundial ha sufrido violencia física o sexual, y mujeres y niñas representan el 55% de las víctimas de trabajos forzados, de acuerdo a datos de ONU mujeres del año 2013.

     En México el panorama es desolador ya que 47% de las mujeres mayores de 15 años ha sido víctima de violencia por parte de su pareja y 4 de cada 10 mujeres han sido humilladas, menospreciadas, encerradas o amenazadas con quitarles a sus hijos o correrlas de sus hogares.

     Otros datos que demuestran que nuestro país sigue teniendo deficiencias en el tema del respeto y protección a los derechos de las mujeres, es el que señala que el salario que reciben es en promedio 4 y 12% menor que el que perciben los hombres en los mismos puestos. De los 57.3 millones de mexicanos que viven en pobreza extrema 27.6 millones son mujeres y muchas de ellas con la agravante de que son madres solteras o divorciadas que sostienen a una familia, sin el apoyo de nadie.

     Puebla es el tercer estado con mayor número de agresiones sexuales contra mujeres mayores de 15 años, con más de 61 mil casos registrados al año. La población de mujeres en el Estado, es de 2 millones 10 mil mujeres mayores de 15 años , más de la mitad son casadas o viven en unión libre, siendo el grupo más violentado, comparado con las mujeres separadas, viudas o solteras.

     El INEGI reporta que de la población de 6 a 14 años, las niñas y adolescentes se encuentran rezagadas en el aprendizaje de la lectura y escritura, y es que alrededor de 70 mil 324 todavía no saben leer, ni escribir.

     De los indicadores mencionados, podemos afirmar que el estado mexicano ha sido incapaz de dar alternativas viables para proteger y garantizar los derechos de las mujeres y que poco han logrado los Institutos de la Mujer que existen en los estados y los programas gubernamentales orientados a ellas, porque las cifras siguen demostrando que la situación de las mujeres en un mundo neoliberal sigue siendo precaria y que se necesita no sólo modificar las leyes, sino obligar a los encargados de las políticas públicas a cumplirlas con una perspectiva de género para que se vean los resultados y que esta fecha, no sólo sirva para los discursos de nuestra clase política.

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