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- Puebla, Pue. México.

La euforia que se vive en el mundo por la Copa de Fútbol Brasil 2014, significa una distracción para las millones de personas que buscan un desahogo para olvidarse por más de 90 minutos de los problemas que enfrenta diariamente.

     Aunque algunos ven al Mundial de Fútbol como algo efímero y sin chiste, para la gran mayoría de la población representa un aliento, una esperanza, que les permita reafirmar su identidad nacionalista por un momento.

seguimosonline01     Si bien es cierto que una selección de cualquier país, en donde juegan 11 personajes, llámese Messi, Ronaldo, Pirlo, Neymar, etc., no son las salvadoras de los problemas que aquejan a la sociedad, ver enfrentar a sus países deportivamente representa un sentimiento en algunos casos de gloria, cuando hay triunfo, y en otros de frustración, cuando es derrota.

     Lo importante es es vivir el partido, sumergirse en esa droga de la euforia que transporta a un sentimiento que va de la alegría, a la tensión y a la tristeza, o viceversa, el efecto sólo dura 90 minutos para después regresarnos a nuestra vida normal, es decir al mismo trabajo, a la misma oficina, a la misma vida rutinaria.

     En México, el arraigo que tienen hacia el fútbol es grande, cada vez que juega la selección nacional, el país se paraliza, se da una especie de una tregua en todos los sectores y en todos los sentidos; se seguimosonline02genera un ambiente de hermandad; todos somos amigos; todos somos hermanos; y todos somos mexicanos.

     Este sentimiento crece cuando el resultado es favorable para la selección, lo pudimos ver en el primer partido que sostuvo México contra Camerún y más con el empate a 0 con Brasil, que para los fanáticos del fútbol y para aquellos que lo son, estos resultados que dieron los 11 jugadores que integran el cuadro tricolor, los hicieron soñar, sentirse grandes y orgullosos. Toda la semana, la gente sólo habló de esta hazaña, que significó, haber enfrentado al país anfitrión jugando de tú a tú.

    La gente que experimentó esa sensación regresó a sus actividades con más ahínco, fue un momento de relax para volver a esa realidad que implica enfrentar al monstruo de la globalización, ese fantasma que ha venido ganando partidos a una sociedad que hoy ve muy lejano imponerse a este modelo seguimosonline03económico que privilegia a unos cuantos.

     Pero no caigamos en reclamos y frustraciones de lo que vivimos a diario, lo interesante de todo es la manera en como el fútbol se ha convertido en una industria de gran valía social y económica.

    Algunos comparan al fútbol como la economía número 20 en el mundo, es decir si este deporte fuera considerado como una nación, estaría por encima del Vaticano o de naciones como Argentina, donde su Producto Interno Bruto (PIB) llega a estar por encima de los recursos que manejan algunos países.

     La industria del fútbol ha crecido a gran velocidad, por la manera en que se maneja la mercadotecnia en este deporte: balones, playeras, shorts, zapatos, calcetas, de diversas marcas y colores se venden a gran escala, lo que significa no sólo fuentes de ingreso sino de generación de empleo y un crecimiento para la industria textil, gastronómica y de bebidas tanto refrescos como alcohólicas, así como la del tabaco, productos que se consumen tanto en los estadios como en los centros de esparcimiento y en el hogar.

seguimosonline04     Cada partido representa para la FIFA y los empresarios que organizaron este evento, e incluso para el Estado brasileño, una fuente de ingresos muy importante.

    Algunos clubs deportivos en el mundo no sólo han visto al fútbol como una forma de vida, misma que ha sido trasladada a la sociedad, al crear mecanismos de vinculación, con  el diseño de fundaciones, de centros sociales e incluso de universidades e institutos de investigación.

     Sin embargo, como en toda economía los beneficios son para unos cuantos, porque las bondades del fútbol se mueve en función de los emporios que rodean a la FIFA, a la CONCACAF, a la UEFA y a las demás federaciones de cada país, como en el caso de México  con la FEMEXFUT, donde los grandes negocios son para algunos y en función de la mercadotecnia, para las estrellas del balompié que los convierten en íconos de la moda e ídolos de muchos fanáticos futboleros.

     Pero bueno, como dijera un amigo: el Mundial es el Mundial y es cada 4 años. Ahora con la victoria de México sobre la selección de Croacia el nacionalismo seguirá vivo, el cielito lindo se volverá otra vez un himno y el ¡ehhhhhhhh… puto! se convertirá en un grito de guerra para motivar el sentimiento deportivo de un pueblo mexicano que necesita mantener esa efervescencia y esa alegría que un balón puede regalar.
¡Viva México!

“La mayor gloria no es nunca caer, sino levantarse siempre”.

Nelson Mandela

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