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- Puebla, Pue. México.

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Quien escribe, lo hace desde una profunda admiración hacia la BUAP, la máxima casa de estudios del Estado de Puebla y con el orgullo de ser miembro de su comunidad académica durante casi 20 años. Me inserto en la BUAP en la segunda etapa de mi vida académica, luego de haber sido Profesor-Investigador y Funcionario de una importante y amiga Universidad en Cuba durante cerca de otros 20 años y haber prestado servicios de Asesoría y Consultoría en 4 países de América Latina a nivel de Rectorías y Ministerios de Educación Superior.

Por los estrechos lazos que desde la relación de profunda amistad entre mi entonces Rector Elpidio Lezcano Agreda (EPD) en Cuba y los entonces Rectores, Alfonso Vélez Pliego (EPD) y José Doger Corte, relación que se ha mantenido entre los sucesores Rectores, la movilidad académica entre Cuba y en particular, Camagüey y Puebla, fue pionera en este tipo de hermanamientos y relaciones interuniversitarias.

En este contexto, mi primera visita a la BUAP transcurre en el año 1987 siendo un joven egresado del Instituto de Ingeniería Económica de Leningrado (Hoy Sant Petersburgo) y a cargo del Centro de Cálculo de la Universidad de Camagüey. Llego a Puebla, un año después de aquel terrible terremoto de 1985 con el objetivo de ser parte de la Escuela de Verano de Computación dirigida por el admirado Dr.Harold V.Mcintosh en las creativas instalaciones del Departamento de Aplicación de Microcomputadoras del Instituto de Ciencias de la BUAP, espacios donde hoy se inauguraron el Hospital Infantil y la Clínica de la Mujer del Hospital Universitario de Puebla

Esa primera visita me demostró el espíritu autónomo y rebelde de la BUAP. Paradójicamente, venía de un país aislado, socialista, pro soviético y estábamos inmersos en la introducción de las microcomputadoras bajo esquemas de compatibilidad IBM de EU, y por primera vez, escucho de destacados académicos de la BUAP, encabezados por el Dr. McIntosh, ponderar la soberanía tecnológica, el desarrollo de sistemas operacionales y lenguajes de programación propios como REC y CONVERT. Ello me produjo una gran admiración.

Aquella admiración vivida en la Escuela de Verano de 1987 contrastó con la imagen las referencias que encontré al visitar Ciudad Universitaria y platicar con algunos académicos. La imagen visual se hacía cáotica, desorden en las aulas, grafitis en cada pared de aulas y edificios, incertidumbre salarial por parte de los trabajadores y docentes, bloqueos de acceso al campus por parte de transportistas, un caos total. Ello me produjo una profunda reflexión acerca de la contradicción entre lo que podía ser una Universidad desde el culto a la creatividad y al conocimiento y al propio tiempo como práctica de rebeldía y caos.

Regreso a la BUAP en 1994 y 1995 en calidad de Profesor Visitante y soy testigo de una evolución favorable respecto a la primera visita en cuanto a la modernización, la estabilidad, el orden y el clima laboral e institucional. Vivo de cerca y a profundidad las bases del Modelo FENIX, impulsado desde la asesoría liderada por el Dr.Phil Combs quien por ese entonces fundaba el UNESCO International Institute for Educational Planning, con sede en Paris.

Conocer de cerca las bases del Modelo FENIX me permite seguir el circuito del desarrollo educativo y en particular de la Educación Superior y desde 1995 hasta el año 2001, desarrollar una fructífera actividad internacional de consultoría de Universidades en países de América Latina que deriva a la reflexión y participación, desde el Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior, en el movimiento de finales de siglo sobre la Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el siglo. Nunca podría haber participado en este circuito de discusión, si no hubiera sido por aquella oportunidad de conocer los postulados y esencias transformadoras que derivaron en el Proyecto FENIX, por ello mi agradecimiento infinito a la BUAP.

En el año 2001, como parte del Programa Europeo de Sociedad del Conocimiento, me instalo en Puebla y en la BUAP como Director para América Latina y el Caribe de la Fundación Iberoamérica de Gestión del Conocimiento, alternando al propio como Profesor-Investigador de Tiempo Completo en la Facultad de Economía, hasta nuestros días. Participé de forma entusiasta y comprometida en la Construcción participativa del Modelo Académico-Educativo impulsado en los años 2004-2006 y que derivó en el Modelo MINERVA. Han sido años de profunda labor docente, de investigación y de gestión institucional que permiten consolidar una opinión sobre el presente y el futuro de esta querida institución universitaria, el día después de la elección del nuevo/a Rector/a. A ello dedicaré mi próxima entrega.